No es lo que me das,
sino lo que me quitas.
Me quitas el peso,
las ganas de gritar.
Quitas el polvo
que en mi corazón se solía acumular.
De mi cabeza las telarañas,
arrancas con sólo mirar
lo que hay en el fondo,
sin parpadear.
Quitas las espinas que había en mi corazón,
un corazón tan maltratado que creía incapaz de tanto amor.
Quitas el cansancio de mis pies
que hoy quieren contigo
dar la vuelta a un mundo
que no imagino ya nunca
recorrer en soledad.
Le quitas el mal humor a mis días,
las arrugas a mi entrecejo,
los tics nerviosos a mis párpados.
Le quitas a mis días el aburrimiento.
A mi tristeza las lágrimas.
El frío a mis inviernos.
Es increíble, que cada día contigo
sea aún más valioso,
no por lo que me das
sino por lo que me quitas.
jueves, 6 de enero de 2011
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