jueves, 11 de junio de 2009

Del baúl de los recuerdos III. Escrito a media noche.

Mirándote dormir, el mundo es un placer.
No sabes cuantas veces he dibujado mi nombre en tu boca,
Sólo para que no te canses de repetirlo.

No hay persona en el mundo que valga un segundo de tus sueños,
De esos sueños impenetrables en que dices que habito yo.
Se rompen cántaros, se pulverizan piedras,
Se multiplica el mundo
Y yo soy tu dueña,
Por fracciones de segundo soy tu dueña
Sólo para verte respirar y sonreir.

Si yo pudiera, colocaría estrellas en tus párpados, los cerraría por fuera,
Sellaría su contorno con cera,
Sólo para que siguieras soñando.

Mientras sueñas
Tu cuerpo despierta
Y yo me doy cuenta,
Más con el alma que con mis manos,
De que ha despertado para mí.

Tú sigues soñando, pero mi boca te necesita de vuelta,
Es sólo en este mundo que puedes habitarme.
Si abrieras los ojos en este momento
Te darías cuenta que yo los tengo cerrados.
Sólo para soñar contigo.

martes, 2 de junio de 2009

Del baúl de los recuerdos II. A propósito de la realidad.

Sí. Se desplegaba como un pañuelo blanco apuntando en las cuatro direcciones. 

Y él los puso allí como hormigas subiéndose al mantel en día de campo.

Ella soñó con él sin ver su rostro durante las muchas noches en que el frío le impedía dormir.  Él miraba hacia el futuro y la imaginaba, le ponía olores distintos, le cambiaba el color del cabello, le ponía mayores  talentos. 

Y se tocaban en las noches de insomnio como sólo los potenciales amantes se pueden tocar:  con el deseo. 

Se cruzaron un día y no supieron que eran ellos, no pudieron reconocerse:  él se conformó con la tibieza de un amor convencional, ella se enamoró de la idea misma del amor y lo buscó en cada cama, en cada hombre. 

Y siguieron sus caminos con la firmeza de quien no sabe a donde va. 

¿Quién escribió las reglas, quién puede cambiarlas? ¿Contra quién he de elevar el dedo acusador? ¿A quién he de culpar por este desprecio? ...