Apenas un segundo después entregó el corazón y supo que nunca podría tenerlo de vuelta.
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¿Quién escribió las reglas, quién puede cambiarlas? ¿Contra quién he de elevar el dedo acusador? ¿A quién he de culpar por este desprecio? ...
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El sentimiento era como una coralillo a punto de morder. Demasiado inminente como para querer correr, demasiado peligroso como para sonreír....
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Sí. Se desplegaba como un pañuelo blanco apuntando en las cuatro direcciones. Y él los puso allí como hormigas subiéndose al mantel en día ...
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Pretendamos por un momento que sigo caminando porque tengo claro hacia donde ir. Finjamos que tiene sentido este vaivén de horas que son com...
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