Hay días en que despierto y al abrir los ojos tengo la certeza de que vivir es una cosa terrible. Días en que preferiría volver a mis sueños y regocijarme con el ratón de grandes orejas que me habla, con las brujas que cuidan el secreto de un collar mágico que debo conquistar. El ratón vivía bajo mi sofá, las brujas siempre caminaban espalda contra espalda, mostrando los dientes a cualquiera que osara acercarse a la fuente del poder...
Hay días en que el mundo y yo nos peleamos. Yo no quiero saber nada de él y él no quiere escucharme.
Espero que al final del día nos reconciliemos. Pero tampoco estoy segura. No después de tanto terror, no después de tanta saña.
Quizá estos desastres son sólo un mal sueño de alguien qué, al despertar, no recordará nada. No necesitará reconciliaciones. Vivirá en paz.
Me gustaría que la paz en este mundo fuera posible. Perdón y gracias.
jueves, 14 de enero de 2010
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